Mis gemelos llegaron al mundo en un día que jamás olvidaré. Nacieron a las 24 semanas, un momento que transformó mi vida para siempre. Con tan solo el tamaño de mis manos, lucharon desde el primer instante por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en el Hospital Universitario de La Paz.

Cada día en la UCI fue una montaña rusa de emociones. Las máquinas pitaban, los médicos hablaban en un lenguaje que a veces no podíamos entender, pero había algo que siempre brillaba en medio de la incertidumbre: el amor inmenso que sentía por mis pequeños. Mirarlos, aunque fuera a través del cristal de las incubadoras, era una mezcla de alegría y miedo. Sabía que cada pequeño avance era una victoria, y cada contratiempo, un reto más que superar.

Pasaron tres meses en ese entorno austero, rodeados de tubos y monitores, pero también de ternura y cuidado. Aprendí a contar los latidos de sus corazones como si fueran los míos, y a encontrar fuerza en sus luchas diarias. Cada vez que sus ojos se abrían por primera vez, cada susurro de sus respiraciones, era un recordatorio de que la vida, a pesar de todo, es un regalo precioso, un milagro.

Con el tiempo, y gracias a la valentía de mis pequeños, logramos salir de la UCI, pero el viaje no terminó ahí. Necesitamos tratamientos de atención temprana, un camino que a veces se siente abrumador, pero que también está lleno de momentos de alegría y descubrimiento. Ver a mis hijos enfrentarse a cada terapia, con sus sonrisas y miradas curiosas, me ha enseñado que la perseverancia es la clave y que el amor incondicional puede superar cualquier obstáculo.

Hoy, mientras los observo jugar, reír y explorar el mundo a su alrededor, me siento inmensamente agradecida. Agradecida por cada día, por cada pequeño logro y por la oportunidad de ser su madre. Mis pequeños son mis guerreros, y aunque su camino ha sido difícil, juntos hemos aprendido que la vida está hecha de amor, resiliencia y esperanza. No importa cuántos desafíos se presenten, sé que juntos somos invencibles.

Y gracias a esta experiencia he decidido crear este centro maravilloso... queremos dejar huella como nos han dejado a nosotros a todas aquellas familias que lo necesiten.